miércoles, 2 de agosto de 2017

Mi nuevo encuentro con Holmes

Antes de mi experiencia de lectura de Estudio en Escarlata, de Arthur Conan Doyle, ya había sostenido un encuentro previo, por mero disfrute lector, con su personaje protagónico Sherlock Holmes, en alguna otra de sus historias. Inclusive hubo una ocasión que pude darme cuenta sobre la existencia de una serie televisiva de éste célebre detective, mismas que por cierto, no lograron captar mi atención tanto como las propias obras literarias. 

Sin embargo, la primera referencia literaria que vino a mi mente, relacionada con el tema de la investigación, al tiempo de ir leyendo Estudio en Escarlata, de Conan Doyle, fue La carta robada, cuento de Edgar Allán Poe, donde hay un contenido de numerosas normas de investigación por deducción como en casi la totalidad de su obra considerada la pauta de lo que hoy llamamos la novela policiaca. 

En este sentido, quienes preferimos el género policiaco en la literatura no nos toma por sorpresa que el desarrollo de la obra parta de un hecho criminal, que debe ser investigado por la policía y que el detective, como personaje protagónico e universal, sea el encargado de descifrar el enigma. Sin embargo, el presente análisis no pretende serlo en el sentido literario sino más bien, en el contexto científico.

Y es aquí donde admito, nunca había leído a Conan Doyle con esa predisposición ni reflexionado en una obra literaria en ese sentido. No fue una mala experiencia lectora, por supuesto, luego de conocer el texto previo (Los tipos de investigación, 2017) y de haber sido advertido, como parte del presente ejercicio, “de que Holmes procede como un científico”, mi atención se enfocó en advertir todos esos detalles y momentos en el transcurso de la obra, que son diversos, en lo que fue clara la manifestación de acciones para la construcción de explicaciones lógicas basadas en la deducción o inducción. 

Una vez dicho esto, si revisamos el primero y segundo capítulo del cuento, podemos advertir con facilidad que se dedica a dos hechos fundamentales: presentarnos al Doctor Watson, como personaje que lo acompañará no sólo en esta sino en el resto de la saga, y reconocer la personalidad y características de Sherlock Holmes, así como la naturaleza de su trabajo. Inclusive el título del capítulo dos es por demás descriptivo y sugerente: La ciencia de la deducción.

Y es que recordemos cómo el detective en mención, basado en sus desarrolladas capacidades de observación, hace referencia al galeno de su pasado en Afganistán, cosa que sorprendió de inmediato a Watson, ¿cómo lo supo?, pensó. 

Un momento clave también es aquel donde, luego de haberse consumado un primer crimen, y de ser requerido en su trabajo de investigador, acude con el doctor Watson al lugar de los hechos en tanto éste le observa por qué no hace sus primeras conjeturas a partir de sus conocimientos previos y Holmes responde tranquilo: “no dispongo de datos”. 

Luego, es fascinante leer como al llegar a la escena del crimen, empieza su ejercicio de observación, revisando desde el exterior, hasta el interior, haciendo sus anotaciones y sacando ya sus primeras conclusiones a partir de lo que el Doctor Watson advirtió desde un principio, el dominio de Holmes en ciertos conocimientos, su “especialización” en temas específicos, útiles para sacar sus conjeturas y pretender dar una explicación. 

En este sentido, si en el método científico son aplicados mecanismos tanto inductivos como deductivos, esto es parte de lo que caracteriza a Holmes al momento en que observa a una persona o un hecho, para acertar en sus afirmaciones pero todavía va más allá, usa herramientas y recursos poco convencionales y una cantidad suficiente de muestras como para evitar caer en apreciaciones equivocadas. 

Basta con recordar el momento en que Tobias Gregson, uno de los oficiales de Scotland Yard, asegura haber logrado descifrar el enigma del misterioso crimen y haber dado con el responsable siendo que en realidad capturó a un inocente. ¿Qué fue lo que hizo sentirse tan seguro al policía de que había resuelto el homicidio? ¿Qué fue lo que a Holmes le permite llevar a la verdad sin mayor margen de error? 

Partiendo de la teoría de lo que debe ser un método de investigación y sus distintos momentos en lo que se arranca con la observación, la acumulación de datos, el diagnóstico, el reconocimiento y la distinción de variables, entre otros muchos factores, entonces sólo así puede entenderse que precipitarse a un resultado como investigador no nos garantiza descubrir la verdad y que el rigor de la ciencia va más allá de un razonamiento lógico. 

Otra capacidad de Holmes (que a propósito expone a Watson en una conversación en la que pretende explicar uno de sus recursos aplicados a sus investigaciones) es lo que el propio detective llama “la capacidad para razonar hacia atrás” lo que también subraya, “normalmente no hacemos las personas” puesto que se trata de sacar nuestras conclusiones de los hechos a partir de un resultado y no lo que resultará luego de ciertos hechos, lo que resulta mayormente fácil.

Por lo tanto queda claro que Conan Doyle, autor de la obra, supera su ejercicio artístico como escritor y aporta de manera inconsciente o consiente quizás, eso no lo sé, elementos característicos del método científico y de lo que no sólo un detective tendría que tomar en cuenta en un ejercicio de investigación, sino cualquiera que nos dediquemos a ello y que debamos desarrollar entonces esa capacidad inagotable de observar, razonar, experimentar y recorrer así de una mejor manera los caminos de las ciencias exactas. (Estudio en Escarlata, 2017) 


Referencias bibliográficas Estudio en Escarlata. 2017. Admisión Ceit, Unad México.  Recuperado de http://www.admisionceit.unadmexico.mx/ceit2017/pluginfile.php/24594/mod_page/content/19/Escar-lata.pdf 

Los tipos de investigación, 2017. Curso propedéutico para el aprendizaje autogestivo en un ambiente virtual. Recuperado de: http://www.admisionceit.unadmexico.mx/ceit2017/pluginfile.php/24593/mod_page/content/35/Inves-tigacion_tipos.pdf

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